Jamones de Montánchez

Cómo conservarlo

Lo más importante que debes tener en cuenta a la hora de conservar nuestros productos ibéricos es que hay que mantenerlos en lugar fresco, seco y oscuro.

¿Qué es eso de fresco, seco y oscuro? ¿Y por qué? Lo oímos y leemos  por todas partes, pero no nos aclaran qué es. Pues simplemente, con estas palabras, nos quieren indicar que hay que mantener la comida en un lugar que no haga que sude por el calor, ni que le salga moho por la humedad y que tampoco incidan directamente los rayos del sol sobre el alimento y que puedan propiciar daños.

¿El lugar perfecto para conservarlo? Nuestras abuelas ya lo sabían bien. Una despensa, alacena o bodega son los lugares idóneos.

¿Cómo conservar el jamón?

¿Cuál es la mejor manera?

Aparte de lo que acabamos de comentarte antes, el jamón tiene que estar en un sitio ventilado, es decir, hay que colocarlo colgado o sobre un jamonero.

A la hora de consumirlo, para que mantenga todas sus propiedades para el próximo corte, debes eliminar sólo la corteza de la parte del jamón que vayas a consumir. Te recomendamos que no tires esa corteza, y que la coloques encima del corte para que se conserve.

La corteza del jamón es la capa natural que tiene, entonces ¿qué hay mejor para mantener su jugosidad que su propia corteza? Para protegerlo de agentes externos, te recomendamos colocar encima un trapo de algodón, que además de proteger del aire a la pieza, le permitirá transpirar.

¿Cómo conservar el resto de embutidos?

Para protegerles del aire, en este caso es mejor cubrirlos con papel film en la zona del corte, ya que por el resto de la pieza se haya la tripa.

Si es un producto que viene ya cortado y envasado al vacío, una vez abierto,  lo mejor será almacenarlo en el frigorífico envuelto en papel film, sin quitar la piel que puedan tener. Y a la hora de volver a consumirlo, sacaremos el producto con antelación, y cuando haya alcanzado la temperatura ambiente, le podremos retirar el papel film.

Mi producto cría moho en la superficie ¿Es normal?

Sí, es normal, esto es debido al proceso de curación que ha tenido. Es indicador de que ha sido un proceso natural y saludable.

No te asustes si lo ves, coge un trapo humedecido en aceite de oliva y límpialo. A continuación almacéna lo en un lugar fresco y seco.